El montaje es una gran herramienta que nos permite dotar de ritmo e intencionalidad a nuestra obra, pudiendo conseguir efectos sorprendentes y marcar el estilo de nuestro producto. Por lo general un largometraje americano contiene entre 800 y 1200 planos, junto a sus transiciones. la duración y el momento del paso de uno a otro define el aspecto final de la película.
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